viernes, 4 de abril de 2014

RESEÑA DE VIGILIA DEL ASESINO DE JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ


VIGILIA DEL ASESINO
JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ

 


     Las dos últimas obras de José Óscar López se empeñan en demostrarnos que los seres que se resisten a dormir tienen algo que contarnos. Los monos insomnes es un  libro de relatos en el que hay literalmente homínidos que se despiertan en la madrugada para fraguar sus insólitas peripecias;  y ahora este último poema en el que un asesino desvelado, probablemente José Óscar, es, eso espero, una metáfora de ese homicida insomne que recorre el universo, desposeído de voluntad, en busca de un sueño que le otorgue la llave celestial a su ‘nuevo mundo’.
      El narrador, el aedo, trasmutado simbólica y simbióticamente en un flâneur posmoderno, cruza las ciudades y el tiempo en su poética ensangrentada y espasmódica. Las urbes de este asesino insomne son limítrofes con la demencia, la obsesión; están pavimentadas de delirio y de un raro y bello lirismo. Si Dante hubiese vivido en este siglo hubiese dividido el infierno, nos avisa López, no en círculos sino en rotondas. También es posible que si Homero hubiese nacido en nuestro tiempo habría tratado de consignar su mundo a través de una odisea pesadillesca y laberíntica, repleta de hallazgos visuales y la exacerbada plasticidad que hallamos  en este Vigilia.
     Un poema-río-volcán-carretera-laberinto que nos disloca pero a la vez, lentamente, nos va dando las claves para hallar un destino. Oscuro, enigmático y paranoico por momentos; pero también, lúcido, vital y esclarecedor.  Giros poéticos que nos trasladan de la vigilia al sueño, un sueño del que el narrador habrá de despertar para afrontar su propia realidad.
    Infiernos cotidianos, lisérgicos, oníricos. Posmodernidad recién inventada y original pero que nos recuerda algunas imágenes de Foster Wallace,  impactantes escenarios del subconsciente cercanos a Cărtărescu o fogonazos distorsionantes de un film de David Lynch.
    La lectura de este poema urbano, fabricado de versos, asfaltos e intuiciones convierte nuestro mundo en un lugar inhóspito. Un desasosiego postnuclear parece acecharnos y a cada verso nos sentimos transportados por los vericuetos extraños de un cosmos enloquecido. Tan enloquecido e hiperbólico, tan irreal y distorsionado que cualquiera que se aventure en él, constatará que está fabricado de las cenizas y el plástico de nuestras más inquietantes pesadillas.

Presentación del poemario en el Museo Ramón Gaya. De izquierda a derecha: Rafael González, J.O. López e Isabelle García

    Hay movimiento en la obra de José Óscar. En sus relatos, a través de mundos deshabitados,  ciudades distópicas, galaxias inciertas o limbos. En Vigilia del asesino, el viaje que vertebra sus 21 ‘arcanos’, no nos engañemos, es interno. Es un trayecto de ida al infierno de cada lector.
Un libro en el que es fácil entrar pero del que un desprevenido caminante difícilmente encontrará la puerta de salida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJA AQUÍ TU COMENTARIO