AUTOMORIBUNDIA. LA VIDA
IMAGINARIA DE RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA
‘Comprendí que el amor
es meter moras en cartuchos vacíos que aún huelen a pólvora.’
Ramón Gómez de la Serna
Quiero comenzar esta sección
veraniega hablando de Ramón Gómez de la Serna. Y de su autobiografía.
Hay libros que nos acompañan
siempre, que no se acaban nunca. En estas memorias surrealistas y castizas,
entrañables e imperecederas, Ramón se retrata, esboza su radiografía
sentimental mediante el acecho y la búsqueda de recuerdos, imágenes y anécdotas
que fluctúan en su memoria. Automoribundia
es una reconstrucción de los hechos (reales, ficticios o imaginarios) de un
niño que creció pero que jamás olvidó que fue un niño. O que regresó,
lentamente, a esa forma de estar en el mundo que es la imaginación.
En algunas de las fugaces
anécdotas de Automoribundia desliza
esa poesía ingeniosa llamada Greguería, que en realidad es el idioma natural de
Ramón. Un invento que fue su forma de entender la realidad y de decodificarla,
transmutarla en un estilo literario. Al leer estas páginas uno comprende que la
vida de Ramón estaba regida por un pensamiento lúdico-mágico que no podría ser
sino volátil y etéreo como la greguería, como los sueños despiertos, como la
infancia que se resiste a huir al pasado y acceder a los lugares comunes. En
algunas descripciones, semblanzas o rememoraciones atisbamos esa poética leve y
ensoñadora. Esa forma de ver (descubrir, imaginar) el mundo a través del
cristal colorido de los sueños felices.
A veces la greguería no es
metáfora ni artificio. A veces la greguería es el verso natural de la vida, es
el lenguaje puro –no depurado, ni buscado, ni racionalizado en pos de una
literatura vanguardista- y habitual de Ramón. Habla greguerísticamente. Ramón
es una ejemplo de poesía, de felicidad y en sus frases se desliza un genio
peculiar y alegre. Respira y escribe sin pausa. Párrafos breves y
entrecortados. Como si un dios hubiese creado una parcela de universo para él,
y nos permitiese asomarnos mediante sus libros.
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA OPINIÓN DE MURCIA 8-7-2016
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA OPINIÓN DE MURCIA 8-7-2016
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