sábado, 25 de febrero de 2017

LA REBELIÓN (LITERARIA)DE LAS MÁQUINAS

PUBLICADO EN -LIBROS- SUPLEMENTO LITERARIO DE LA OPINIÓN DE MURCIA EL 25/2/2017


“Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”
TERCERA LEY DE CLARKE

El cine y la literatura nos tienen acostumbrados a una idea bastante pueril respecto a la superioridad de las máquinas. Seres artificiales que, conscientes de su identidad y poder, deciden sublevarse. El término robot lo inventó el escritor checo Karel Čapek en su obra R.U.R. (Robots Universales Rossum). En ella se narra la rebelión de estos androides con forma humana.
No será la última vez que la humanidad tenga que enfrentarse a sus creaciones artificiales. Matrix, Terminator, Yo, robot y un sinfín de artefactos narrativos que ponen en entredicho la supremacía del ser humano sobre la inteligencia artificial. Incluso ha habido giros novedosos, como el film de Spilberg, Inteligencia artificial, o la más reciente serie sueca Real humans en el que algunos grupos de humanos ya han comenzado su caza de brujas contra los incipientes androides, llamados Hubots, seres casi indistinguibles de los humanos,  que presienten como una amenaza en la sociedad.
Sin embargo, todas estas formas de conflicto hombre vs máquina se han llevado a cabo en un plano bélico. Incluso la sutil escenografía de Matrix, que comenzaba con una suerte de combate en un plano de realidad virtual, más metafísico que fáctico, más virtual que corporal, acabó sucumbiendo a las necesidades del aparato holliwoodiense para convertirse, en sucesivas entregas, en una lucha cuerpo a cuerpo entre humanos –la resistencia- y máquinas –el aparato de control-.
Sin embargo, otros frentes no se han desvelado todavía en la compleja relación entre lo maquinal y lo instintivo, entre el ser  y el computador. Otras victorias que quizá nunca puedan sernos arrebatadas. O sí.
El ser humano siempre se ha  ufanado, frente a la inteligencia artificial, de poseer algo etéreo. El alma, el instinto, la imaginación, la sensibilidad poética. No obstante ya se pueden leer novelas escritas por ordenadores. Amor verdadero es una obra narrativa escrita por PC Writer 2008, un programa informático al que se le incorporó el vocabulario, el lenguaje y las herramientas narrativas de trece escritores, además de los datos que perfilaban a los personajes de la obra, una trama y un tiempo y un lugar en los que desarrollar la historia.
WASP es un programa español que genera textos poéticos. Basándose en poemas de escritores como Miguel Hernández, y mediante algoritmos, es capaz de componer poemas. La inspiración suplantada por las matemáticas.
Ahora existe un curioso programa que transforma tus tuits en sonetos o indrisos. Algo irrisorio pero que algunos poetas no dudan de señalar como una amenaza incipiente.
El escritor Stanislaw Lem, en su magnífico y borgeano libro Magnitud imaginaria, dedica unas páginas a reseñar la literatura bítica. Esta es la que ha proliferado desde fuentes no humanas: “Bajo la denominación de literatura bítica englobamos toda obra de procedencia no humana, o sea toda aquella literatura cuyo autor directo no ha sido el hombre”. Es decir, de máquinas, que se han independizado creativamente del ser humano, y cuya evolución deviene en un corpus críptico de obras “bastante impenetrables para el hombre”.
La ciencia ficción –es decir, la realidad que habrá de llegar- algún día puede dar un giro y mostrar un mundo en el que los robots sustituyan a los artistas. Cantantes virtuales, programas informáticos con veleidades literarias, generadores de escenas fílmicas…Este futuro es más aterrador que una cruenta batalla a campo abierto.
No parece muy cercano el día en que las gestas literarias y las competiciones entre escritores por un premio se fragüen en los límites de la realidad y lo virtual. Es pronto para creer que el próximo premio Nobel de Literatura vaya a recaer en un sistema informático de 600 Megabytes. Es poco probable pero no imposible.
 La guerra entre hombres y máquinas posiblemente sea literaria.

APOSTILLAS JUNIO 2017

Después de haber escrito este artículo he encontrado otros ejemplos que ilustran esta tendencia robótico-literaria de  nuestra sociedad. En China un programa ha escrito un libro de versos. Lleva por título La luz solar se perdió en la ventana de cristal y su autor es el software Microsoft Little Ice.

También descubro con asombro cómo un programa llamado Dreamwriter escribió un artículo sobre finanzas y ningún lector se percató de su origen no-humano.


Si hay una sobreproducción literaria, ¿quién se dedicará a reseñar tal cantidad de obras? La respuesta, en clave de ficción, la dio el escritor rumano Ovid S. Crohmalniceanu en su cuento Un capítulo de historia literaria en el que imagina que habrán de inventarse máquinas para analizar el ingente corpus generado por los robots creadores,  los literatos cibernéticos. Con ironía esta fábula que parece estar convirtiéndose en un relato verídico nos advierte de que nuestra ruta hacia la libertad creadora parece transitar por los oscuros páramos de lo inhumano. Del fracaso de la unanimidad, de la  muerte, esta vez real y efectiva, del autor (además del crítico).


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