jueves, 21 de febrero de 2019

FACTBOOK. EL LIBRO DE LOS HECHOS DE DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR


La novela es una de las más complejas máquinas que ha creado el hombre para poder reflexionar sobre sí mismo, su tiempo y sus circunstancias. Al menos estas ideas me han sido sugeridas por la última novela de Diego Sánchez Aguilar, un autor que con cada obra se posiciona un poco más alto en el pabellón de los grandes escritores. Comenzó publicando poesía, después nos regaló un magnífico libro de cuentos con el que quedaba claro su dominio de los temas y del lenguaje. Y ahora nos sorprende con una primera novela rebosante de calidad, compacta y sugerente.
Resultado de imagen de factbook el libro de los hechosYa no es necesario trasladarse muy lejos en el tiempo para construir distopías, es lo que parece haber pensado DSA a la hora de redactar Factbook, una novela en la que tres voces se alternan para darnos una cabal idea de una España muy parecida a la nuestra, quizá demasiado, en la que la sociedad está en crisis, las entidades financieras son monstruos que constituyen una amenaza y los derechos civiles sufren un grave deterioro. Por un lado está Gustavo, quien a punto de someterse al “proceso” de criogenización repasa con distancia y descreimiento su vida pasada, lo que deviene en un examen moral y de conciencia de toda una generación. Quien fuera su novia, Rosa, por otra parte, es una figura que funciona como elemento de reflexión política, ética y social, una profesora comprometida pero aquejada por el mal de la contradicción. Y para acabar la tríada de voces, ha recurrido el autor a un recurso hábil, un interlocutor neutro emboscado en un diálogo mutilado en el que se nos muestra una entrevista acerca de la investigación del fenómeno “Factbook”.
Sánchez Aguilar se ha valido de una ambientación levemente futurista, con clínica de criogenización incluida, para reforzar más si cabe la sensación de realidad (no tanto de realismo), y así hacernos ver cómo nuestro presente no es tan plácido como algunos piensan. El juego de contrastes es un acierto, ya que, como se aprecia en una lectura pausada, los elementos más realistas no desentonan con los ficcionales, sino que sirven para ambos sustentar la arquitectura de la novela y reforzar su fuerza narrativa. Además, otro de los contrastes más atinados, a mi entender, es el lirismo (a veces poético) de la prosa de Sánchez Aguilar que avala y dota de contundencia a las ideas. Porque en el fondo, esta es una novela de ideas, de grandes ideas. También es, como ya he leído en varias reseñas anteriores, un espejo de nuestro tiempo, un espejo que nos refleja por partida doble: porque la narrativa de la realidad parece ser subsumida por el propio relato de la novela; y porque en ella nos encontramos como tema principal las redes sociales, ese mundo especular en el que todos tenemos un avatar, un doppelgänger virtual con el que recreamos una segunda existencia. Es interesante, sobre todo, la idea de Factbook, una suerte de red social en la que tan solo se acumulan datos, fríos cómputos que de alguna manera nos hacen reflexionar sobre la verdadera naturaleza de esta otra red que todos usamos a diario y que parece reportarnos cierta calidez.
Hay en esta fábula contemporánea una crítica a nuestro tiempo, una reflexión madurada y destilada con inteligencia, pero sobre todo revestida de tal belleza idiomática  que muchos de sus pasajes brillan con gran intensidad. Hermosa prosa, calidad de pensamiento y solvencia creadora. Creo que esta puede que sea una de las mejores novelas que he leído en mucho tiempo.

PUBLICADO EN LIBROS, LA OPINIÓN DE MURCIA, ENERO 2019

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