Todo libro de poemas es un catálogo de sueños, pesadillas o
fantasmas de su autor. A veces, también, una radiografía del paisaje de su
geografía emocional y generacional. O intelectual, es casi lo mismo, cuando nos
referimos al ámbito poroso, sutil e intangible de la poesía.
En este ambicioso proyecto literario Fernando López Guisado
(Madrid, 1977) factura su imaginario y lo envuelve con ironía, ensoñación,
amor, gatos, inteligencia sensible y fantasmas. Referencias al cine de terror,
a la música y a la cultura apuntalan este edificio personal y lo dotan de mayor profundidad, universalidad si cabe. ‘Rocío
para Drácula.’ es un ‘relato’ posmoderno e inconcluso, es poesía, intuición…
La poesía de López Guisado no es del todo cómoda ni
complaciente con el lector porque lo sitúa en el filo de la incesante
interrogación, del hastío, la duda y el dolor extraño que se troca en sustancia
incomunicable.
Hay distancia y soledad en algunos de estos versos. Pero
también momentos de ternura, guiños a su propia cotidianidad esmaltados por una
feliz fantasía. Y aunque a veces nos nombra objetos y animales de su propio
mundo (del nuestro, del verificable) los poemas ocurren en un Más allá
indescifrable y cargado de símbolos.
En esta cotidianidad tan urgente y próxima encontramos salas
de espera en hospitales, mesas con tazas, recuerdos de la infancia, mar, noche, matemáticas, vampiros asustados y
felinos que nos vigilan.
El poeta también construye un diálogo con el amor, con
alguien a quién él dedica su amor, pero lo filtra a través de lo onírico y lo
socava el deseo. El ser amado se trasmuta en una presencia invisible, hilvanado
por el aéreo material del que se tejen los sueños y la necesidad.
Con una prosa equilibrada y un lirismo profundo, que no
renuncia a la inclusión de un catálogo de referencias urbanas y actuales, López
Guisado ha elaborado una enciclopedia de sueños, amor y silencios. Un lugar
junto a las olas en el que siempre es verano; un ámbito del que jamás se ha escrito porque
quizá no existe hasta que el poeta lo nombra; una definición nueva del deseo,
en la que el ser anhelado es capaz de crear a su propio creador.
Un libro complejo, a pesar de su aparente sencillez, que nos
habla de todo aquello que no se puede expresar con palabras.
Quizá, cualquier reseña de un libro de poesía sea siempre superflua,
porque lo que el poeta ha querido contar ya estaba en el poema. Por eso, solo
me anima a escribir estas líneas el deseo de que otros lectores puedan ser
partícipes de la experiencia única que supone la lectura de este singular
libro.
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