lunes, 12 de marzo de 2012

ÚLTIMO VIAJE A MACONDO

La última vez que visité Macondo
Las cúspides de  rascacielos
Abandonados
Herían las nubes y los nimbos
Sin hacer mucho caso del tiempo.
Los últimos Buendía eran sombras,
Nombres en nichos que se ocultaban
Entre la hiedra venenosa y el olvido
Del cementerio. Eran silencio, soledad.
La última vez que visité Macondo…
Ya casi la he olvidado. Porque quizá,
El olvido es una variante de espejo
Que teje la memoria y la honra.
Las páginas de cien años desterrados
Se habían convertido en un sinfín de calles
A modo de laberinto que se perdían entre
Jardines descuidados y  carreteras asfaltadas de cadáveres.
En las cunetas, yacían los ojos de los ciegos,
De los gallos y el alma de Pilar Ternera.
En los hogares, el frío se enredaba y miraba silencioso
Los rescoldos de un pasado inerte y fútil.
Una estatua de Aureliano Segundo
Conspiraba contra el hedor de los pantanos.
En un tren desahuciado descubrí más
Más más más cadáveres o espectros.
La última vez que visité Macondo yo era el único
Superviviente y ya la soledad había ordenado
Contra mí Cadena Perpetua.

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