Hizo creer que venía a salvar Creta,
Pero él no llegaba
(No existen las primeras veces)
Él ya estaba allí
En el laberinto
Enfundando su falsa cabeza de toro
Simulando ser un asesino astado
Cuando sólo era un hombre.
Hasta que, cansado de no ser él mismo,
Y de los ritos y la rutina
Se dejó ver entrando al dédalo,
Confabulado con Ariadna,
La otra embaucadora.
Y salió con la cabeza,
La máscara cornuda en sus manos (manchadas con su propia sangre)
Y mintió y sintió que algo dentro de él
Moría
(Ser uno mismo es más difícil, pensó con tristeza)
Soy un héroe, sollozó
Mas ya no embestía su corazón la vida
porque era otro
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