lunes, 6 de abril de 2015

EN LA CABEZA DE BRUNO SCHULZ, DE MAXIM BILLER

EN LA CABEZA DE BRUNO SCHULZ
MAXIM BILLER
MINÚSCULA, 2015

Hay libros que deben  parte  de su vigor al número ingente de  motivos que acumulan sus páginas. Ulises de Joyce, por poner un ejemplo, no se podría reducir a unos pocos párrafos sin perder su fuerza. Sin embargo, esto no es óbice para que libritos de pequeña envergadura se conviertan en grandes obras. El extranjero, de Camus o La metamorfosis, de Kafka, servirían de ejemplo. Y casi, al azar he traído estos dos títulos que se bastan con un centenar de hojas, y me doy cuenta de que ambos tienen algo que ver con este que aquí comento, aunque en realidad nada tienen que ver. El horror, lo fantástico como puerta hacia la miseria humana, el dolor y la nada…Trataré de explicarme, empezaré por el principio.
Esta breve historia, que firma Maxim Biller (Praga, 1970), se sitúa entre la metáfora de pesadilla y el relato biográfico. Nos cuenta lo que le ocurre a Bruno Schulz, o más bien lo que ocurre en su cabeza, cuando llega a su pueblo un doble del escritor Thomas Mann. Schulz escribe una carta al verdadero Mann y le narra los extraños acontecimientos que comienzan a suceder en su pueblo. Esa carta es además un grito desesperado que busca salvarse de un mundo que parece desmoronarse, tornarse infernal.
BRUNO SCHULZ

Sin embargo, los hechos (mezclados con los sueños, con el miedo, con la ansiedad, con el delirio), teñidos por un halo onírico y a veces de un patetismo hiperbólico,  no dejan de ser la anunciación, el preámbulo de lo terrible, de lo que está por ocurrir en la Europa de finales de los años 30.
El terror es el monstruo que anida en el cuerpo, sobre todo en la mente desquiciada del pobre profesor de dibujo Bruno Schulz, hombre pusilánime con ambiciones literarias, pero azorado por sus inseguridades y por visiones nefastas y apocalípticas, que si no fuesen dirigidas a un lector-testigo del siglo XXI, parecerían más una historia fantástica de horror, que una cruda alegoría de la historia reciente de Europa. Y más, si el lector sabe los hechos horribles y deleznables que tuvieron lugar en torno a la vida –y muerte- del escritor polaco.
En esta historia escueta se condesa una niebla, una cerrazón narrativa que consigue una lograda atmósfera de horror gracias a su pretendida irrealidad;  que se comunica con nuestro mundo real por un sutil pero verificable cordón umbilical de sensaciones, angustias, sutiles símbolos.
Magistral recreación  literaria del hombre que huele su propio final, el monólogo fantasmal de un espíritu que intuye su propia muerte y que trata de escapar en vano del miedo que lo destruye, que lo diluye en la nada.



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