El mundo parece más normal cuando se regresa de Mario Bellatin. Autor experimental cuya obra
suele ser tildada de “rara”, “excéntrica” o “bizarra”. El editor Jorge Herralde
lo calificó el más raro entre los raros. Sus novelas (más de 40 hasta la fecha)
están pobladas de personajes extraños, deformes, marginales o monstruosos que
deambulan por escenarios sombríos, claustrofóbicos, opresivos. Todas sus
novelas, la mayoría breves, especulan una realidad deformada, y presentan escenarios
sin asideros cronológicos ni geográficos (o de remotas latitudes) en los que la
lógica es suplantada por una estética de lo grotesco.
Temas como el dolor, la deformidad y una intertextualidad
apócrifa, se frecuentan con obstinación. Además, el propio Bellatin, o un
avatar suyo, suele aparecer como personaje o como narrador de sus propias
fantasmagorías autoficcionales. Si lees a Bellatin te das cuenta de que nadie
escribe como él. Ser un raro significa en ocasiones estar solo, ser un eremita,
esconder con inteligencia a tus precursores. De hecho, Bellatin ha afirmado que
sus influencias no son solo literarias, sino también artísticas,
cinematográficas. ¿De dónde viene la literatura de Mario Bellatin? Imaginemos
que Satán ha sido agraciado con la prosa de Dios, algo así.
En novelas como Disecado
se puede “disfrutar” de ese reino oscuro y extraño que caracteriza su narrativa.
Espectral, absurda y delirante. Tétrica y fascinante, recrea un mundo turbador
del que resulta difícil huir. Su escritura es adictiva, funciona como un
mantra. Textos concisos, casi desnudos, que apelan a una estética del vacío.
Los libros de Bellatin son las piezas de un Frankenstein-enciclopedia, la guía
de viajes a un inframundo desolado y angustioso que el autor mexicano ha
elaborado con minuciosidad. Viajar a la obra de Bellatin supone un viaje sin
retorno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TU COMENTARIO