Quizá sea Me llamo Vila-Matas,
como todo el mundo (Acantilado, 2019), de A.G. Porta, uno de los libros más
inusuales que he leído en los últimos tiempos. Consiste en un breve y delirante
diálogo en el que se habla y no se dice nada, una suerte de puesta en escena
sin escenario, veloz, inteligente y que va más allá de la propia lógica de la
comunicación. Estamos ante una farsa que nos evoca a un Samuel Beckett risueño
y desenfrenado, pero que en lugar de buscar la pureza del idioma tratara de
contaminarlo a base de una profusión de mensajes cruzados y referencias. Es decir, un
diálogo absurdo que gira en espirales sin llegar en ningún momento a
concretarse. Sí, un libro un poco loco. A.G. Porta (Barcelona, 1954) ha
absorbido muchos de los tópicos del "Universo Enrique Vila-Matas" para construir este
minirretablo portátil. Es imposible acercarse al corazón de este librito sin las básicas
nociones vila-matianas sobre literatura y ficción. Desde el mismo título, que
hace referencia a una frase de Satie, que Villoro usaba para expresar la noción
de personalidad de V-M, todo el libro está construido con citas, intertextos,
pastiches y guiños a la obra del autor de El
mal de Montano. Recordemos que la obra de V-M, en síntesis, y como él mismo
ha señalado, consiste en un discurso en el que el autor se pierde en el
anonimato que la literatura consigue crear. A.G. Porta también se pierde en el
limbo de la literatura para convertirse en un ventrílocuo con la impostada voz
de V-M. O de muchos V-M. Si toda obra de ficción es metaliteraria, aquí estamos
ante un ejercicio excesivo que lleva hasta sus últimas consecuencias dicho postulado.
El argumento es lo de menos, casi una digresión más. Digamos que alguien se hace pasar
por V-M, quien ha sido invitado a participar en una obra de teatro (o dos) en
Broadway. Y que finalmente no se representan porque Alison, el alma del
proyecto, ha desaparecido. Como en una novela de Auster, V-M se decide (o se
imagina) que va busca de esa tal Alison. En cualquier caso, eso es lo que
explica la contraportada del libro.
Como en aquella película en la que accedían al cerebro de John
Malkovich, aquí entraremos en la mente de V-M. Una mente construida de relatos,
literaturas, teorías perdidas, metáforas sobre la metaliteratura, teorías vueltas
a encontrar, críticas, recortes de autoficción y frases prestadas. Y siempre referencias
a los tópicos del universo vila-matiano: la dualidad entre el escritor y el
lector, la huida, la literatura infraleve, el estilo como marca autobiográfica
y el emborronamiento entre literatura y vida.
Un libro firmado por A.G. Porta, pero que ha sido escrito
desde y para Enrique Vila-Matas. En este librito, prescindible pero inteligente
y hasta divertido, reconocerán los lectores de V-M los guiños. Para los que no
conocen la obra de V-M mejor comenzar por otro sitio. O no, yo no sé nada, solo
soy un reseñista, como todo el mundo.
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