viernes, 21 de junio de 2013

HOTEL DE CARLOS DE TOMÁS



Al contrario de cómo viene siendo habitual,  la casa Amarante comenzó su andadura como editorial virtual que ofrecía libros electrónicos para adentrarse recientemente en el universo del papel. Y entre sus sugerentes títulos el azar me ha deparado esta antología del veterano Carlos de Tomás (Navalmoral de la Mata, 1960). Con más de una decena de títulos a sus espaldas, explorador incansable de géneros y propuestas literarias arriesgadas, en estos cuentos se ha alejado levemente de la novela negra,  para brindar a los lectores un conjunto de relatos diferentes, atractivos, insólitos y heterogéneos que conforman la estructura perfecta de un hotel literario de gran calidad.
Encontramos en Hotel una amalgama de historias que discurren en diferentes lugares y a distintos personajes y que son, en algunos casos, contadas en registros disímiles. Tal es el caso de ‘El enterrador de fotografías’, cuento de corte picaresco en el que las peripecias de un peregrino llamado Bernardo Bernardo son contadas con un estilo muy cercano al realismo mítico de Álvaro Cunqueiro.
En la pieza que da título al volumen se vale de Tomás de una prosa más cuidada y poética para darnos cuenta de la historia de Frank. Escuchamos en este cuento, al igual que en ‘Hotel Don Ramón’ o ‘La vida de Frank’, la voz ronca del más proteico realismo sucio. Pero el autor sabe impregnar las tramas de una sustancia posmoderna y ácida en la que el cyberpunk y el relato detestivesco se complementan huyendo de tópicos y de géneros estrictos en pos de una lectura ágil, abierta y a la vez de calidad.
Todos los personajes de estas breves historias son seres marginales, perdidos y patibularios; al margen de la ley o de la misma realidad. Algunas veces ni siquiera son humanos, aunque el lector será el encargado de descubrir a qué me estoy refiriendo. En ‘Hotel Don Ramón’ el protagonista se enfrenta a su pasado en una trama circular y con final imprevisible. Porque las historias de Carlos de Tomás son precisos entramados narrativos que hay que seguir hasta el final, y así poder descubrir las sorpresas que nos reservan y alcanzar a desvelar sus misterios últimos.
Los escenarios son brumosos, oscuros, decadentes. Son escenas muchas veces extraídas del lenguaje cinematográfico noir en las que no puede faltar una femme fatale, un sórdido hotel al amanecer y un whisky con hielo.
Hay que leer a de Tomás, sus narraciones son adictivas y tienen el sabor de lo clásico aunque también rezuman modernidad.  Valiéndose de los resortes de un estilo directo, oral, sin preciosismos innecesarios y  a la vez sin perder belleza estilística consigue involucrar al lector en la trama y proyectar un alto grado de verosimilitud en sus cuentos.



 HOTEL
CARLOS DE TOMÁS
EDITORIAL AMARANTE, 2013

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