Al contrario de cómo viene siendo
habitual, la casa Amarante comenzó su
andadura como editorial virtual que ofrecía libros electrónicos para adentrarse
recientemente en el universo del papel. Y entre sus sugerentes títulos el azar
me ha deparado esta antología del veterano Carlos de Tomás (Navalmoral de la
Mata, 1960). Con más de una decena de títulos a sus espaldas, explorador
incansable de géneros y propuestas literarias arriesgadas, en estos cuentos se
ha alejado levemente de la novela negra,
para brindar a los lectores un conjunto de relatos diferentes, atractivos,
insólitos y heterogéneos que conforman la estructura perfecta de un hotel
literario de gran calidad.
Encontramos en Hotel una amalgama de historias que
discurren en diferentes lugares y a distintos personajes y que son, en algunos
casos, contadas en registros disímiles. Tal es el caso de ‘El enterrador de
fotografías’, cuento de corte picaresco en el que las peripecias de un
peregrino llamado Bernardo Bernardo son contadas con un estilo muy cercano al
realismo mítico de Álvaro Cunqueiro.
En la pieza que da título al
volumen se vale de Tomás de una prosa más cuidada y poética para darnos cuenta
de la historia de Frank. Escuchamos en este cuento, al igual que en ‘Hotel Don
Ramón’ o ‘La vida de Frank’, la voz ronca del más proteico realismo sucio. Pero
el autor sabe impregnar las tramas de una sustancia posmoderna y ácida en la
que el cyberpunk y el relato detestivesco se complementan huyendo de tópicos y
de géneros estrictos en pos de una lectura ágil, abierta y a la vez de calidad.
Todos los personajes de estas
breves historias son seres marginales, perdidos y patibularios; al margen de la
ley o de la misma realidad. Algunas veces ni siquiera son humanos, aunque el
lector será el encargado de descubrir a qué me estoy refiriendo. En ‘Hotel Don
Ramón’ el protagonista se enfrenta a su pasado en una trama circular y con
final imprevisible. Porque las historias de Carlos de Tomás son precisos
entramados narrativos que hay que seguir hasta el final, y así poder descubrir
las sorpresas que nos reservan y alcanzar a desvelar sus misterios últimos.
Los escenarios son brumosos,
oscuros, decadentes. Son escenas muchas veces extraídas del lenguaje
cinematográfico noir en las que no
puede faltar una femme fatale, un
sórdido hotel al amanecer y un whisky con hielo.
Hay que leer a de Tomás, sus narraciones
son adictivas y tienen el sabor de lo clásico aunque también rezuman
modernidad. Valiéndose de los resortes
de un estilo directo, oral, sin preciosismos innecesarios y a la vez sin perder belleza estilística
consigue involucrar al lector en la trama y proyectar un alto grado de
verosimilitud en sus cuentos.
CARLOS DE TOMÁS
EDITORIAL AMARANTE, 2013
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