HIJOS DE UN DIOS EXTRAÑO
Hijos de un dios extraño es un conjunto de cuentos independientes
pero no del todo muy heterogéneo. Hay un relato de corte clásico, varios que
podrían considerarse fantásticos, de
terror y algunos más realistas. En casi todos hay, creo, un denominador
común: finales inesperados. Como
apuntó Poe el relato debe escribirse para el último párrafo. Esta teoría ha sido tomada en consideración en
este volumen. Muchos de los cuentos parten
de situaciones habituales (ambientes y personajes cotidianos) para
desembocar en riberas más oscuras y oníricas. La línea, por tanto, que separa
la realidad y la fantasía es trazada en este libro de forma débil y quebradiza.
Cada relato es una pieza
independiente aunque se pueden apreciar constantes temáticas como la soledad
humana, la muerte como instrumento de venganza o fuga de la realidad, la
infidelidad, la locura, la violencia, la fragilidad de la memoria, la identidad como enigma o la incomprensión
del mundo. Por citar algún ejemplo, en uno de los relatos insertados en la
novela corta Ciudad esconde tu nombre
se nos narra la historia de un hombre que vuelve a una extraña ciudad en busca
de una mujer que conoció hace ya mucho tiempo. Sin embargo, la ciudad es un
escenario desolado en el que el apocalipsis está a punto de tener lugar. En esa
apremiante contrarreloj deberá poner en orden sus recuerdos y esclarecer las
razones que le empujan a desdeñar su huida del inminente fin del mundo en busca de una mujer que ya no
existe salvo en su frágil memoria. La descomposición de la ciudad como metáfora
de la existencia, la debilidad de los recuerdos aumentados por el deseo del
amor, el terror y la reconciliación con uno mismo serán algunos de los
ingredientes que compondrán esta insólita historia de inciertos personajes en
un improbable y oscuro lugar llamado
Ciudad. En esta nouvelle
encontraremos seres sin nombre, excéntricos, desdibujados y ansiosos. Aterrados
por Asesino, invocados por Enmascarado. ¿Quién es quién?
Juego de espejos, historia a mitad de camino del thriller psicológico, la
novela negra y la fantasía onírica. Pequeña novela que engarza distintas
narraciones periféricas y compone un desolado paisaje de lo inverosímil.
En otra narración, también de
factura fantástica, se presenta una historia que nos recuerda a la anterior: Cuando éramos dioses. Es el relato de un
ser anacrónico y desmemoriado que emprende un viaje milenario hasta una ciudad
en la que nada tiene sentido. No recuerda más que fragmentos de una existencia
infinita e inabarcable que un día poseyó. Pero que se va desvaneciendo
lentamente hasta que al final del cuento descubriremos las razones que
justifican toda la insólita travesía.
Tal vez Ítaca es, probablemente, el cuento más dispar del volumen.
Recreación libérrima del mito homérico:
la vuelta de Ulises a su Ítaca natal. Pero en este relato de corte clásico, Odiseo
es un hombre vulgar, descreído de los dioses y desencantado de los regios
valores helénicos. El gran héroe de la Odisea es aquí convertido en un humano
atribulado que no ama a Penélope ni a su reino insular. Y el retorno, evidentemente, no será un
ansiado destino sino un odioso final. No obstante, la trama no se regirá por
los derroteros clásicos. La llegada a la isla de Ítaca no ocurrirá tal y como
Homero nos contó. Ni de ningún otro modo. Ya en el título, Tal vez Ítaca, somos
advertidos de la incertidumbre, de la improbabilidad. Y es que como se aprecia
en muchos de los textos que componen esta antología nada resulta evidente.
Cualquier situación puede convertirse en una falacia bien elaborada, derivar en
un espejismo, en un juego de luces y sombras que nos provoquen la dudan y la sorpresa.
Ulises arribará a una isla equivocada, que espera a otro rey que nunca llega. Y
suplantará su identidad para evitar ser quien no quiere ser: él mismo. Pero a
veces el amor triunfa. Como sucede a los personajes de Te amaré toda la muerte. Una pareja de enamorados que continúa su
idilio amoroso en el hermoso cementerio que los acoge tras su prematura muerte.
Los finales de todos los relatos
son la pieza clave en el artefacto literario que el autor nos propone. En todos
los cuentos de esta antología se ha de llegar a la última frase para encontrar
las respuestas a los interrogantes, los enigmas y las dudas que surgen en la
lectura previa. En el relato Retrato de
Morella con fondo azul, pieza de horror psicológico con clara influencia de
la literatura gótica y de terror, se abre con una mujer desaparecida. Hay un
enigmático retrato, un amante solitario aquejado de pesadillas asfixiantes… y
por supuesto, un final insólito y difícilmente predecible.
En Una mujer en el umbral se establece un triángulo amoroso que
igualmente se resolverá de forma insospechada en las últimas líneas. No es una
historia que centre su peso argumental en
la infidelidad ni en el amor
furtivo sino que se adentra en la soledad
individual que se fragua en las relaciones de pareja del siglo XXI. Un historia
que nos habla del cansancio, de la fatiga que hemos de soportar los seres
humanos. Igualmente se trata este asunto en Flores
para Ofelia. Una tragedia moderna protagonizada por un senil personaje que
ha perdido todo en la vida. Pero que se encontrará con una nueva ilusión que
despertará sus ganas de vivir y que conseguirá, nuevamente, hacerle
sublimar y recuperar el amor perdido. La
locura y la soledad, ¿no son casi lo mismo? La muerte arrebata a seres queridos
pero el amor y la fantasía son capaces de paliar el sufrimiento, aunque a esto
se le llame locura. Y esta aleación provocada por la convivencia del amor y la
locura se ver de nuevo reflejada en relatos como Extraños en la niebla.
El lenguaje de todo el libro es
cuidado y alcanza cotas de alto lirismo que rozan la poesía en alguno de sus
cuentos. Las voces de los personajes se entrelazan, muchas veces, en la narración y le otorgan una vívida
impresión de realidad y de urgencia. Todo fluye en un mismo sentido. Todo
conduce inexorablemente al final inesperado del relato. Al giro brusco que nos
aguarda para revelarnos que los fantasmas que hemos conjurado estaban ahí por
alguna razón. La historia, los personajes que son empujados por sus fatales
destinos huyen despavoridos pero sólo hallarán el vacío y soledad. Y el lector,
tras correrse la lenta cortina del espectáculo, será testigo del desvelamiento
final.
El peso mayor, no obstante, lo
encontramos en los argumentos. Las historias tratan de conforman un entramado
por el que el lector tiene la sensación general de que algo más sucede y que no es capaz de percibir. La sombra de la
sospecha, de la ambigüedad y de lo improbable acecha desde las entrelíneas de
todo el libro. El autor nos cuenta algo. Pero sabemos a ciencia cierta que no
todo lo que nos dice es suficiente. Misterios, secretos inconfesables o
simplemente otras historias desconocidas atraviesan las narraciones principales
de muchos de estos cuentos. Dotando así a la narración de vida propia. Un
universo, a veces asfixiante, a veces turbador como la vida misma se cuela por
las páginas de este volumen. Atmósferas en las que el amor está menos presente
que la locura, la muerte, la fragmentada identidad o el peso abrumador de los
recuerdos.
Muchas gracias por visitar estas orillas
ResponderEliminar