AJUAR FUNERARIO
FERNANDO IWASAKI
PÁGINAS DE ESPUMA, 2012. 7ª EDICIÓN
Quizá el tema más importante que
atañe a los seres humanos siempre haya
sido y siga siendo la muerte. En la literatura esta preocupación ha dejado un
indeleble rastro en un sinnúmero de obras que aquí sería imposible de reseñar
(desde Gilgamesh, pasando por los
románticos, hasta llegar a nuestros días). Estos ajuares funerarios, estas
piezas hiperbreves se constituyen asimismo una suerte de historias tétricas,
fantasmagóricas y sorprendentes que apelan a Tánatos.
En esta
antología de minificciones Fernando Iwasaki (Perú, 1961) ha encontrado una
fórmula cuyos resultados finales son destacables: brevedad más fantasmas igual
a terror encapsulado y electrificante.
Sobra decir que Iwasaki es un notable narrador con más de veinte libros
publicados y numerosos premios que avalan su trayectoria como escritor. De
hecho, Basilio Pujante, en su Tesis Doctoral dedicada al microrrelato, destaca Ajuar funenario como ‘uno de los volúmenes de minificción con
mayor éxito editorial en España.’ (2009)
No obstante,
no todos los cuentos aquí incluidos versan sobre espectros y aparecidos. El
tema que vertebra el volumen es la muerte. La muerte desde varios ángulos, pero
casi siempre una muerte horrenda, espectral, vista desde el otro lado, desde el
Más Allá. Un homenaje al relato clásico de terror. Y al relato fantástico.
Aunque Iwasaki también encuentra momentos para deslizar algún atisbo de humor
negro y siempre punzante, como en el hilarante y genial cuento Peter Pan.
La mayoría de
estas breves historias son narradas en primera persona. Un narrador
homodiegético que no nos permite permear en la totalidad de la trama, haciendo
que esa visión parcial mantenga al lector
despistado, ‘engañado’ hasta el término de la narración. Con este mecanismo,
Iwasaki da un volantazo en la última línea, un giro sorpresivo, provocando el
asombro, el desconcierto. A veces, el narrador es un niño, lo que este efecto
de narrador poco fiable se intensifica.
En estas
piezas abundan los seres deformes y los monstruos. Muchas veces su identidad no
está demasiado clara y solo al final del cuento seremos testigos del misterio,
de la abominación, del juego de espejos borrosos. Hay fantasmas que tratan de
mantener su parcela de realidad, a costa del terror o la angustia que puedan
causar entre nosotros, los vivos. Casas encantadas, ambientes claustrofóbicos,
ouijas, chicas del auto-stop, feroces monjas, enterramientos, sangre y vísceras. Hay recuerdos de la
infancia, que devienen en pesadillas recurrentes de las que es difícil
escabullirse. Reescrituras de cuentos como el de Caperucita, en el que…Mejor lo
leen.
Iwasaki
demuestra un pulso excepcional para condensar en unas pocas líneas una historia
completa, que casi siempre, cierra en un punto distinto y sorprendente para el
desprevenido lector. Además, el lenguaje del que se vale es sencillo y directo,
buscando resaltar la narratividad sin florituras ni excesivos experimentalismos.
Se huele a Edgar A. Poe y a
Cortázar. Pero también el aliento de aquellas criaturas innombrables de
Lovecraft. Se puede rastrear la huella del relato clásico decimonónico europeo,
lo que unido al formato hiperbreve, a mi entender, como apunté al comienzo,
imprime a este homogéneo conjunto de microrrelatos un estilo marcado y original,
de ágil lectura y de gran calidad literaria. El único pero que se podría
encontrar al libro es que el final sorpresivo, del que Iwasaki demuestra ser un
maestro, al ser utilizado de un modo tan reiterativo, pierde su efecto, sobre
todo en un lector, como es mi caso, que devore historia tras historia.
Ajuar funerario es un libro macabro y delicioso, una pequeña
reliquia mortuoria que el lector inteligente sabrá devorar, a pesar de los
espectros y la sangre que brotarán durante su lectura.
Me parece una interesante reseña trataré de comprar y leer el libro gracias por el consejo
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