DE MURCIA. 24 DE JUNIO DE 2017
La confección de un libro de
microrrelatos es un proceso largo y arbitrario, cuyas piezas se van añadiendo
poco a poco hasta conformar un puzle misterioso y homogéneo con el rostro
secreto del propio autor. Así ocurre en Fragmentos
de un mundo acelerado, de José Óscar López, un escritor que ha ido
desplegando con morosidad, pero con acierto, una obra literaria consistente y
transgresora. Desde sus enunciaciones poéticas, poemas lisérgicos en forma de
viajes interiores/exteriores, pasando por cuentos, como los recogidos en Los monos insomnes. Estos Fragmentos consisten en pequeñas piezas
que sustentan una maquinaria literaria diabólica. En los cuentos breves de
López se percibe un interés por la construcción de mitologías secretas,
reescrituras de la historia canónica o la elaboración mistificadora de teorías
delirantes. Los viajes en el tiempo, la paradoja como sistema fiable de
entender la realidad, y el absurdo beckettiano son algunos de los resortes que
alientan estos textos heterogéneos y dispares. Su lectura, por lo tanto, es
intensa y, a pesar de la diversidad de argumentos y la fastuosa imaginación del
autor, se respira un tono uniforme, una búsqueda lograda de estilo y una voz
definida, que le confieren al libro un carácter totalizador.
UNIVERSOS AMBIGUOS, REESCRITURAS ACELERADAS, ENTRADAS PARA UNA ENCICLOPEDIA DE RAREZAS Y VIAJES BECKETTIANOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
Los personajes que viajan por el
continuo espacio-temporal de estos Fragmentos
comparten su perplejidad con el lector. Está alienados y hacen de los raro, la
norma. También son, en ocasiones, portadores de obsesiones que los distancian
de su entorno, o víctimas de anomalías congénitas. En general, los cuentos resisten
una lectura realista pero sin llegar a ser puramente fantásticos, flotando en
un limbo entre lo absurdo, lo raro, lo
alegórico y lo grotesco. Porque, José
Óscar López, como Kafka, como Bellatin, como Levrero, como de la Serna, como un
hacedor macabro, edifica mundos extraños e inhóspitos que se parecen al nuestro
pero que está sutilmente alterados. Universos ambiguos en los que deposita a
sus criaturas para que traten de sobrevivir sin demasiado éxito. Porque el
autor , parapetado en su delirante distancia irónica, confecciona infiernos
infinitos, galaxias inaccesibles, ciudades aparentemente normales pero
distorsionadas o realidades incomprensibles. Hay siempre una falla en el
sistema. Esta propensión a la oscuridad se ve compensada con un hilo fino de
ironía, que consigue multiplicar de significados la lectura haciendo de los
cuentos pequeñas entradas a una monumental enciclopedia sobre la anormalidad.
Las criaturas que pueblan estos Fragmentos sufren, como su progenitor,
un único problema: alergia a la realidad. Puede ser a través de una dolencia
social, una fobia a espacios abiertos o
simplemente una inclinación obsesiva por la noche.
Entre los subgéneros elegidos por
López destaca la ciencia ficción. Pero una cifi sin solemnidad, en la que la parodia
y el pastiche reivindican una lectura de la literatura posmoderna (es decir,
irónica, intergenérica y aglutinadora de alta literatura y cultura pop).
También está, como ya ocurría en Los
monos insomnes, la preocupación del propio proceso escritural. Obsesión que
se tematiza en varios relatos, tanto argumental como estratégicamente, haciendo
que la propia narración funcione como una metadescripción del mismo texto que
estamos leyendo. Otras de las obsesiones que sustentan esta biblioteca de
rarezas son la muerte, las redes sociales o las interferencias entre entre
realidad y ficción. Cintas de Moebius por las que nos deslizamos inadvertidos
para desembocarnos en paradojas o en giros sorpresivos a los que José Óscar
acude con frecuencia.
En su mayoría, los textos de esta
antología enganchan. Por su estilo pulido, por una prosa tan desactivada de
artificios como vibrante y por argumentos condensados de febril imaginación. La
inteligencia/fantasía que aquí se despliega consigna a este raro autor como una
de las voces más interesantes de la literatura española actual.
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