Por Pedro Casamayor
“Un Día La Página De Mi Diario Quedará
En Blanco”
Como vais a comprobar en un momento, en el mundo intelectual
de Pedro Pujante, todo es posible.
Una vez más Pujante a través de su literatura, de su mundo
de fricción nos deja en un espacio del que nos cuesta trabajo salir o
quizás del que no queremos salir.
Solo a través de la reflexión minuciosa acerca de la
realidad de nuestro cuerpo, del tiempo y de nuestra existencia podremos acercarnos
a la verdad de sus libros, si es que la verdad es una buena salida. O quizás
no, el acercamiento será a través del absurdo, de la imaginación sin límites,
del disparate. Eso tendrá que decidirlo el lector.
Es su mundo de fricción por tanto, un mundo que lastima, que
inquieta y te lleva a preguntas incómodas, a regiones donde huele a muerto,
solo hechas cuando situamos nuestra vida en la cuenta atrás más terrorífica.
Menos mal que Pujante una y otra vez nos salva con su gas de
la risa, con su fina ironía, que nos lleva de un renglón en donde se plantea el
misterio de la literatura al de al lado en donde se ponen a cocer unas lentejas.
Esa ruptura de escenarios que te deja en tierra de nadie, totalmente indefenso
delante de nuestros fantasmas.
Para colmo nos deja con la miel en los labios, una nueva
tomadura de pelo metafísica, ya que al final parece que nos va a contar a
través de su personaje cuál es el gran misterio de la vida, el fin de la
literatura pero se lo queda para él. Quizás en la próxima entrega nos lo
desvele. O quizás este sea, que, cuando nos convirtamos en fantasmas, también
dudaremos de nuestra existencia. ¡Joder Pedro! Para cuándo un cuento normal, con
princesas, castillo y con perdices.
Y ya nos remata en su segunda historia con la idea del
doble: ese personaje que: camina al
lado, un yo embellecido que representa el reverso de tus frustraciones y tus
deseos inalcanzados.
De nuevo su mundo de fricción, donde un personaje, en un momento
dado bastante parecido a nosotros, se atormenta por el éxito no alcanzado
codiciando los triunfos del vecino. Un cuento con un final exquisitamente placentero
y masoquista, solo apto para lectores que buscan no salir indemnes de su lectura.
Como dice mi amigo
Juan Pardo Vidal “Cada vez hay menos
tiempo para que ocurra todo el presente o quizás todo el pasado”.
TEXTO LEÍDO EN LA PRESENTACIÓN DE LAS REGIONES INFERIORES DE LA MUERTE, 18 JUNIO 2018
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