Lo más difícil a la hora de componer un libro de relatos es la
unidad. Suele ser habitual que el autor reúna en un volumen cuentos y textos
que ha ido escribiendo a lo largo del tiempo y que finalmente, con mayor o
menor acierto, logra juntar en un libro. Sin embargo, encontrará aquí el lector
que todos los cuentos de esta antología están hilvanados y atravesados por
hebras de temas afines: la violencia familiar, la violencia machista, el amor
perdido o encontrado, el maltrato animal, la drogodependencia y sus
consecuencias, el abuso de poder por parte de los progenitores y otros tipos de
agresiones y traumas más sutiles que se producen en el seno familiar, como adicciones
o el dolor por la pérdida. También es destacable cómo representa, a modo de
crónica ficcional, sin filtros, el agotamiento de las relaciones, el desamor,
las infidelidades y las costumbres. Y sobre todo, el libro cobra unidad a
través de su tono intimista y directo, un tono que Gil Palao explota con
solvencia para acercarnos a este mundo de emociones y episodios triviales pero
inquietantes.
Una escritura sin complejos, que desnuda el alma del individuo
contemporáneo a la vez que hace un diagnóstico socio-cultural de nuestro
tiempo. Juan Gil Palao no se detiene tan solo en la anécdota. Los relatos
funcionan como metáforas aleccionadoras, mensajes de vida. Va más allá el autor de la propia narrativa de
entretenimiento y con precisión logra trasmitir un retrato certero de las
administraciones, del aparato burocrático, las prisiones y también del sistema
judicial.
Libro de ficción que se acerca más a la realidad que la propia
realidad. Libro-denuncia, libro sincero, valiente. Un libro necesario.
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